No podemos negar que a las generaciones jóvenes les ha costado menos trabajo adaptarse a los vertiginosos cambios tecnológicos, por lo que no es raro que generalmente los niños terminen explicando a sus padres cómo usar una tablet o un smartphone. Cada vez es más común que los niños, en vez de recibir juguetes en sus cumpleaños reciban aparatos tecnológicos, mismos que probablemente sólo sirvan como consola de videojuegos, por decirlo de alguna manera.
En efecto, las tablets pueden otorgar muchos beneficios, por ejemplo, ser un apoyo para los pequeños en cuanto a educación s refiere, el cual es uno de los principales puntos positivos que encontramos en el uso temprano de estos equipos.
Más allá del debate de tener o no una tablet debemos centrarnos en el uso con medida de la misma, además del contenido que puedan encontrar los niños en ella, para que realmente digamos que es de provecho el hecho de los más pequeños de la casa tengan una tablet propia.
Es importante reconocer a estos equipos únicamente como un medio para alcanzar un objetivo, apoyarse de las aplicaciones dirigidas especialmente para este público es también es una clave fundamental, ya que existen muchas y muy buenas que les ayudan, por ejemplo, a aprender el nombre de los colores y formas e incluso el abecedario.
Acompañar a los más pequeños para conocer las funciones, y de qué manera interactuar con las aplicaciones para que después, ellos solos puedan responder de manera adecuada a los estímulos es una de las tareas más importantes que tienen los padres ante esta situación, además de medir el uso y limitar el acceso a páginas que no son adecuadas para los niños.
En conclusión podemos decir que una tablet puede ser una herramienta soporte en casa para la educación tradicional que se imparte en las escuelas, por lo que la responsabilidad cae por completo en los padres de familia y en su compromiso por cuidar y vigilar el uso de estos equipos.
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