En nuestro blog podrás encontrar muchos consejos para afrontar problemas cotidianos del día a día, pero hoy queremos tratar unos elementos de nuestro hogar que suelen pasar desapercibidos para muchas personas: las tuberías. Aunque son fundamentales para disfrutar de tareas tan frecuentes como beber agua, ducharnos o cepillarnos los dientes, solo nos acordamos de ellas cuando surge alguna avería o tenemos que hacer frente a los tan desagradables desatascos.
Para evitarlos, en la medida de lo posible, es vital llevar a cabo un correcto uso y mantenimiento de la instalación de fontanería de nuestra vivienda.
¿Has escuchado el refrán de “más vale prevenir que curar”, no? Pues se trata de eso. La prevención es fundamental para mantener las tuberías lejos de problemas. Lo primero que hay que vigilar es su limpieza, algo imprescindible para evitar dolores de cabeza con el paso del tiempo y, además, ahorrarnos el dinero de contratar a una empresa con servicios de desatascos o localización de fugas.
Cuidado con el pelo en la ducha. Si tienes una cabellera larga, seas hombre o mujer, debes vigilar que los pelos que se caen en la ducha no se marchen por el desagüe. Aunque no lo creas, esto supone una de las causas más frecuente de los atascos que se producen en este espacio de nuestra vivienda. Nuestra recomendación es que cuando termines tu aseo, retira los pelos que se hayan depositado en la rejilla de protección y échalos a la papelera. ¡Así evitarás que se vayan acumulando poco a poco!
Por otro lado, si vives en una zona de playa, no olvides eliminar cualquier resto de arena de tus pies antes de ducharte, pues de lo contrario puedes contribuir a que se vaya acumulando poco a poco en el interior de los conductos.
El fregadero no es una papelera. Si los platos están muy sucios y contienen pegados grandes restos de comida, lo mejor es que dediques algo de tiempo a eliminar todos esos desechos en una papelera cercana. Aparte de esta práctica, también es muy recomendable colocar una rejilla en el fregadero para impedir que se cuelen elementos de cierta envergadura en el interior de las tuberías. Eso sí, no olvides limpiar, cada vez que terminas la limpieza, la rejilla, sobre todo, de desechos sólidos.
¡Y el inodoro tampoco! Todavía hay mucha gente que se cree que el inodoro es una papelera mágica que puede hacer desaparecer cualquier elemento al tirar de la cadena. Nada más lejos de la realidad. ¿Sabías que la mayoría de los atascos de una vivienda se producen por tapones producidos por papeles, toallitas o compresas desechadas por los inodoros? Si en tu hogar seguís practicando este hábito, conciencia a toda la familia de los riesgos que entraña.
Aceite, el enemigo de las tuberías. Este consejo tiene también una finalidad ecológica, así que ponlo en práctica cuanto antes. Verter el aceite usado por el fregadero aparte de contaminar el agua cuando entre en contacto con ella, provocará que se vaya creando en el interior de las tuberías una película, de más o menos grosor, en la que se irá adhiriendo muchos de los restos que se introduzcan por el fregadero. Lo mejor es ir acumulando el aceite usado en unos recipientes y depositarlos en la basura o en los contenedores especiales que se disponen en muchas localidades.
Los árboles son muy bonitos, pero… ¿Sabías que las raíces de los árboles pueden provocar la rotura de las tuberías subterráneas que discurren cerca de ellas? Pues sí, según nos cuentan desde Onuasistencia, empresa de desatascos en Huelva, no son pocos los casos en los que los árboles han ocasionado importantes averías. Si el agua del grifo sale un poco turbia, comienza a sospechar. Además, tampoco hay que olvidar, sobre todo en las estaciones de otoño e invierno, que las hojas de las especies caducas que se caen al suelo pueden provocar atascos si no se retiran a tiempo.
La importancia de una limpieza periódica. Aunque los trucos caseros muchas veces no son muy aconsejables, verter de vez en cuando por los desagües una mezcla de bicarbonato, vinagre y agua puede servir de desatascante si se deja actuar unos 10 minutos y se acompaña con un litro de agua hirviendo que limpie la tubería. ¡En ningún caso abuses de los productos químicos que anuncian en los medios!
La vigilancia es clave. Con todo, la vigilancia es el aspecto más importante (y a la vez más sencillo). Basta con dejar correr algunos segundos el agua del grifo y vigilar si el agua corre bien o si, al contrario, se producen charcos en torno al desagüe.
Hasta aquí algunos consejos. Lo mejor es que no hay que ser un experto para poner en práctica todos estos consejos. Solo hay que mentalizarse y comenzar a introducirlos en nuestra rutina diaria. ¡Manos a la obra!
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