El rendimiento del niño tiene mucho que ver con su autoestima y también con el orden que haya en su habitación. Por eso vamos a hablar sobre estos dos aspectos fundamentales orientados a la decoración de la habitación del pequeño.
Uno de los aspectos más importantes en la educación de un niño es que pueda hacer las cosas por sí mismo. Esto le ayudará a ser un adulto mucho más independiente, pero también aumentará su autoestima infantil al ver que puede ir desarrollando sus tareas solo, sin la ayuda de adultos.
Por ejemplo, las fundas nórdicas infantiles con su correspondiente relleno le ayudarán al niño a hacer la cama de manera muy rápida. Solo tendrá que estirar la sábana bajera y extender la funda bien colocada, sin más problemas ni dificultades añadidas.
Las perchas de los armarios deben de ser de una altura adecuada para que el niño pueda colgar su ropa o acceder a las prendas que quiera escoger para el día siguiente. Tener que llamar a un adulto cada vez que tenga que coger algo de su armario es sin duda frustrante.
Dale suficiente espacio de almacenamiento para que todo sea muy fácil de ordenar. Si cada cosa tiene su sitio y hay un sitio para cada cosa al niño le resultará sencillo mantener la habitación en orden. Esto también favorecerá que cuando tenga que estudiar lo haga en un espacio recogido y agradable y tenga sus cosas siempre accesibles. Esto es fundamental para un buen rendimiento del niño en sus tareas escolares.
Deja que tu hijo participe en la decoración
Otra de las maneras de permitir que el niño refuerce su autoestima es permitiéndole que elija elementos de la decoración de su habitación. Quizás, cuando se compró el dormitorio, el niño era demasiado pequeño para opinar, pero puede hacerlo sobre su ropa de cama o sobre la alfombra nueva que se va a adquirir.
Preguntar al niño es bueno, permitir que tome todas las decisiones no. El niño debe de saber que su opinión pesa, pero también la de sus padres que tienen la última palabra. Se debe de potenciar que el niño defienda sus opiniones de forma razonable, sin pataletas y lloros, explicando por qué quiere las cosas que está pidiendo y no otras.
Si el niño tiene una habitación a su gusto se sentirá mucho más cómodo para estudiar y realizar sus tareas diarias, por lo que estará repercutiendo en su rendimiento de una manera totalmente directa.
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