La cocina es uno de los espacios que más se utilizan en el día, no en vano es una de los lugares más importantes para el funcionamiento diario de una familia, pues es donde generalmente se preparan las diversas comidas de la jornada, salvo excepciones más o menos habituales como el desayuno, que en muchos casos se realiza en el lugar de trabajo.
Por eso, mantenerla en perfecto estado es fundamental, al igual que otros elementos de nuestro hogar como los electrodomésticos, las alfombras o las instalaciones de luz y agua. Desde su experiencia en el trato diario con cocineros profesionales y empresarios de la hostelería, nuestros amigos de Wintersat nos ofrecen los siguientes consejos para mantener nuestra cocina siempre reluciente.
La limpieza, un hábito fundamental
Lo primero es establecer un plan de limpieza mensual. Bien es cierto que hay tareas que hay que realizar a diario, sobre todo después de las comidas, pero al menos una vez al mes hay que realizar una limpieza en profundidad para eliminar resto de suciedad en zonas de difícil acceso como la parte superior de muebles o electrodomésticos y bajo ellos (sin olvidar el interior de los mismos, donde a menudo se concentran restos y granos de alimentos como fideos, azúcar). Si tus paredes son de azulejo, lo olvides fregarlos con productos desinfectantes dedicando especial atención a las juntas, pues suele acumularse suciedad en ellas. En esta limpieza en profundidad también debemos ocuparnos de los cubos de basura que utilicemos para verter los desechos.
En cuanto a la limpieza también es importante adoptar la rutina de enjuagar los cacharros y utensilios utilizados para cocinar o para comer con agua y un poco de detergente, para así facilitar su lavado posterior. Igualmente, hay que cuidar especialmente el estado de bayetas y estropajos, ya que son un foco de gérmenes y bacterias, por lo que es recomendable limpiarlas en el lavavajillas o incluso en la lavadora. Este hábito también es práctico llevarlo a cabo con otros objetos de tu hogar como las alfombras de salón.
Otro punto con el que hay que tener especial cuidado es la vitrocerámica. Recuerda que hay que limpiarla siempre en frío y que hay que ayudarse de una pequeña espátula o rascador especial para eliminar las incrustaciones que haya (algunas como restos de plástico es mejor eliminarlas en caliente).
Finalmente, tampoco hay que olvidar prestar atención al extractor, si se cuenta con él, pues un exceso de suciedad puede evitar que funcione correctamente y, si se acumula mucha grasa, puede terminar provocándose un pequeño incendio, incluso. Para evitar incidentes es recomendable limpiar este elemento, al menos, una vez por semana, con un paño impregnado en líquido desengrasante. La rejilla puede limpiarse con total tranquilidad en el lavavajillas.
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